Arrancado el 2013, arrancando después del Norte

Arranca el 2013 para el Blog, arranca el 2013 para quien escribe, con ya casi dos meses adentro, arranqué tarde pero arranqué. Enero no tuvo mucho movimiento, el laburo relativamente llevadero, con muchas definiciones de puesto y demasiados planes de acciones y objetivos que solo Dios sabrá si se concretarán. También tuvo salidas con amigos, salidas en Kayak por el increíble Delta Tigrense y tuvo algunas cosas interesantes. Para hacer un balance (todo en esta vida es una balanza), fue muy positivo.

IMG_2823El 31 de ese mismo mes, sonó “Rise” de Eddie Vedder (mi despertador diario) pero el horario era ilógico, eran las 4 de la matina. Me levante sabiendo que arrancaba todo lo que un tipo laburador anhela: las vacaciones. En el cuarto de al lado estaba una de esas personas que, sin saber como, está al lado mío hace más de 15 años. Una de esas personas que le agradezco a Dios haberla puesto en mi camino, se los presento: el es Patito. Nos une más que una amistad, nos une una hermandad. Se nos daba por fin el sueño de tener unas vacaciones solos, y el rumbo conocido para mí, desconocido para él era el magnífico Norte Argentino. Una razón más para saltar de la cama, calentar el agua pa´l mate y subirnos a la fiera (un Zuzuki Fun 1.0 que se la banco como una fiera).

La verdad es que si relato todo el viaje de una, es cansador para mí y para vos, que seguramente dejes de leer, puteandome y diciendo este pelotudo por qué no lo hizo más corto. Entonces, voy a resumir un poco la idea principal del viaje y en notas aparte voy a contar algunas anécdotas divertidas.

El primer destino fue Tucumán, pasamos por San Javier, Tafí del Valle, las Ruinas de Quilmes e hicimos noche en Cafayate (en donde nos pusimos un pedo multicolor). El sábado encaramos para San Lorenzo en donde nos alojaron unos primos míos (más hospitalarios que la Madre Teresa), y el domingo después de un tremendo asado partimos para Jujuy. Dormimos en Purmamarca y llegamos el martes a Tilcara en donde dormimos en La Mística (un hostel con mucha onda y muy recomendable). El miércoles dejamos a la fiera que sociabilice con las demás fieras Tilcareñas y nos tomamos el bondi a Iruya, para mi gusto, el lugar más increíble de todos.

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Ahí volví a redescubrir realmente el Norte, la simpleza de la gente, la humildad… Es como un cachetazo fuerte que te acomoda las ideas, te das cuenta que uno puede ser feliz sin necesitar de la guita, sin estar tan contaminado como se lo esta en Bs As. Me acuerdo que uno de mis grandes sueños hace algunos años era llegar a ser gerente de una gran empresa, ser reconocido, tener mucha plata, pero inconscientemente siempre dejaba de lado las cosas más importantes de la vida: los valores, la humildad y el estar cerca de Dios. Una semana allá “arriba” me alcanzó para ponerme en foco nuevamente, para agradecer que tengo una familia muy linda, amigos que valen oro, un trabajo digno en el que hago lo que me gusta, y sobre todo, tengo salud… (pucha, siempre me pongo filosofo cuando hablo de Iruya). El jueves volvimos a Tilcara, en donde nos esperaba el tercer integrante del viaje: el Manteca Fernández. Un gran compañero de viaje y sobre todo, una excelente persona. Para resumir un poco, desde que llego este hdp (jueves) hasta el lunes a la madrugada que partimos para Bs As, vivimos en pedo y disfrutamos del carnaval más carnaval de todos los carnavales: el Carnaval de Tilcara. Hasta ahí fue el viaje, parece corto, pero les juro que no lo fue…

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Volviendo a la filosofía barata, esa que tanto me gusta, vuelvo al tema Iruya. Tuve algunas conversaciones con mis hermanos y me resaltaron que hace tiempo que pienso o escribo recalcando esa forma de vivir, pero cuando entran a mi cuarto lo primero que ven es el iPhone, la Mac, la Play, el Led y demás cosas que no coinciden con mi discurso… Es cierto, es fácil tener mi postura por que lo tengo prácticamente todo y gracias a Dios no me hace falta nada… Pero el Norte me volvió a tocar algunos cables que tenía desenchufados, que me hacen valorar lo que tengo y me hacen entender que ese sueño que tuve cuando era pendejo es totalmente abstracto y que uno no debe concentrarse en la guita, uno debe concentrarse en otras cosas…

El Norte me hizo ver que puedo tener un iPhone pero puedo saber cuales son las cosas en las que me tengo que concentrar en esta vida. Y eso, al menos creo yo, es lo importante.