Tu realidad me duele

tu-realidad-me-dueleMe duele hermano, tu realidad me duele, porque veo lo mal que vivís… Porque hace un par de horas te pedí permiso para pasar a tu celda e ir al baño y… tu realidad me duele.

Y lo roto que estás…y lo que necesitas sanar…me doy cuenta porque escuchas un par de acordes de guitarra y una letra que cuenta la historia de Jesús y María y lagrimeás.

Y cuando te digo que perdones, que suelten todas las cosas que te atan desde pendejo, me mirás con los ojos saltones. Y sé que estás entre mandarme a la puta que me parió o hacerme caso. Y así de grande es el abanico de respuestas que tenés… pero elegís el silencio.

Y cuando te digo que tus viejos no tuvieron la culpa, me mirás con desconfianza.

Y cuando te digo que quizás sí, y juego a darte la razón pero te murmuro que no te queda otra que perdonar y seguir, me mirás con un poquito más de confianza.

Y si tu viejo fue golpeador, abusador, alcohólico…

Y si tu vieja fue drogadicta, prostituta o nunca te dio un abrazo…

Y si tu hermano te cagó a palos durante toda tu infancia y lo único que viviste fue violencia…

Y si te criaste así y esa fue tu historia y por eso estás donde estás, sólo te digo: saná hermano.

Porque seguramente tus viejos hicieron lo que pudieron y acordate de una cosa, a ellos nadie les enseñó a ser padres… Y quizás no tuvieron herramientas o no les quedó otra…

Y si en tu adolescencia pusieron a prueba tu condición sexual, saná hermano. No te castigues más, saná.

Y si tu hermano murió, y tu familia se vino abajo y sobreviviste durante años en una casa donde te sentías más solo que un preso de madrugada en su celda, saná hermano.

Y si te pusiste un cuchillo en el cuello para terminar con vos, y el de arriba te lo sacó de las manos cuando empezabas a sangrar, saná hermano.

Y si te mataron al viejo frente a tus ojos cuando tenías 6 años, y nunca pudiste sacarte esa imagen de la cabeza, saná hermano…

Y si tu hija nació con una discapacidad y todavía no tuviste la capacidad para convertir ese dolor en alegría, saná hermano…

Y si se te murió un hijo y te quedaste ahí, paralizado, para el resto de tu vida, saná hermano, para intentar salir adelante…

Y si tu historia te llevó a ser lo que sos, no te conformes hermano, no me digas “Yo soy así”. Si no te movés de ahí es porque sos un cagón y te contesto “Por no sanar ésto y lo otro, estás poniendo en juego tu felicidad”.

Y si pensaste que no tenías otras que salir a afanar porque necesitabas comer e hiciste cagadas grosas, y las pagaste en la cárcel y sentís que ya está… te redoblo la apuesta: pedí perdón, hermano.

Porque todo en la vida se trata de pelotas, de decisión, de mejorar como persona y de buscar tu propia felicidad.

Y tu realidad me duele hermano, porque estás viviendo el infierno en vida, porque las cucarachas caminan por las paredes, porque tu inodoro es un pedazo de cemento frío con olor a mierda, y no tenés ni yerba para el mate y comés un pedazo de pan duro… Creeme, me duele.

Y más me duele imaginarte a las dos de la mañana, sentado en tu cama (que es un pedazo de madera con frazadas), llorando como un chiquito. Pero me quedo tranquilo porque ese chiquito indefenso y desnudo, en definitiva no hace más que decirte lo mismo que estoy tratando de decirte hoy: “Saná, hermano”.

Y trato de entender tu historia, de saber por qué sos así, de ir un paso más allá y de no juzgarte. Y acordate, no vengo a juzgarte hermano, creeme. Porque yo no sé lo que viviste de pendejo, no sé por dónde carajo anduviste ni lo que hiciste, ¿por qué debería juzgarte?

Pero te digo una cosa, si me lo contás hermano, si te animás, si lo soltás, te juro por Dios que te voy a ayudar a llevar esa cruz que te está partiendo al medio. Porque te miro a los ojos y la veo, y es pesada, mucho más pesada de lo que quizás yo pueda llevar.

Y esa espalda no puede más… Pero acá tengo mi hombro hermano, y me animo a cargarla con vos.

Y de esto se trata la vida; de sanar, perdonar, pedir perdón y ser feliz.

Y estoy para lo que necesites.

Y cuando estés solo en tu celda, a la madrugada sin poder dormir, en la oscuridad y no te de miedo llorar, saná hermano, que el barba te está viendo. Y te escucha, te entiende, lagrimea con vos y hasta me juego las pelotas que quiere lo mismo que yo: tu felicidad hermano, porque te ama.

Saná, animate a dar el paso ahora, animate, PERDONATE, porque si no lo hacés estás poniendo en juego nada más y nada menos que tu felicidad, para el resto de tu vida.

Te quiero.

PD: esto fue escrito para todas aquellas personas que se sienten privadas de su libertad interior, más allá de que vivan o no en una cárcel.