Diego Armando Maradona

De lengua fácil el argentino para juzgar, etiquetar, criticar a un tipo que explotó su talento hasta el máximo.

Preguntate, antes de caer en la de siempre, qué hiciste con los talentos que recibiste. ¿Los reconoces? ¿Sos consciente? ¿Los encontraste? ¿Lo estás dando todo?

Él lo dio, recibió un talento y le sacó todo el jugo que le pudo sacar. Fue el mejor de la historia en un deporte. Pero no fue solo talento, no fue solo una varita que lo tocó desde arriba, dejó la piel para serlo en plenitud.

Por eso lo admiro y lo respeto.

Y encima, tuve el regalo de la vida de poder saludarlo. Le toqué la puerta de la casa donde vivía, y al verlo caminar hacia mi, despacito y vulnerable, me derretí de amor. Tuvo la delicadeza de hacerme sentir único, de tomarse el tiempo y de hacerme sentir importante para él, carisma en su máxima expresión.

«Hola papi» me dijo y me sonrió.

Lo abracé, como quien abraza a la almohada en una noche de desamor.

“Te quiero mucho” le dije, con la voz entrecortada. Le hice mimos en la espalda, y nos despegamos al minuto.

Le agradecí por ser la inspiración de millones de seres humanos que patearon una pelota de fútbol alguna vez.

Lo despedí. Me subí al auto y rompí en llanto. Acababa de tener 5 minutos a solas con Diego Armando Maradona.

Poco antes de ese encuentro, la vida me cruzó con @daniarcucci, que me hizo vivir un poco de la vida íntima de este astro. Gracias Dani por abrirme las puertas de tu casa tantas veces y mostrarme tu mundo, ese que todo Maradoniano quisiera tener.

Hace unos años, en una entrevista, Diego dijo “sabés qué jugador hubiese sido si no me drogaba, un jugador de la puta madre. Yo di ventajas con mi enfermedad”. Si yo hubiera nacido donde vos naciste, Diego, ahora estaría preso o muerto, pero vos, vos conquistaste el mundo.

Por eso a mis hijos les hablaré de vos, porque recibiste poco, pero con eso que recibiste, hiciste mucho.

Gracias por todo D10S.

El que este libre de pecado, que tire la primera piedra.