Don Rosario

Discúlpeme Don Rosario, no soy quién pa´ escribir sobre usté. No lo merezco. No estoy a la altura. ¿Cómo le voy a inventar una historia? Si su mirada trasciende Don Rosario, si sus rasgos cuentan anécdotas mucho mejores que las mía.

Pa´ qué Don Rosario, ¿escribir? ¿pa´ subir un peldaño en el salón de la fama? ¿Pa´ llenarme de “me gusta” y comentarios con una foto que no es mía? ¿Qué ni siquiera tuve el coraje de sacarle?

Pero me hago cargo Don Rosario, no los tengo bien puestos. Y eso que no lo tengo enfrente, y que nos separan no se cuántos kilómetros… Porque si usté me viera Don Rosario, acá en mi cabaña, apichonado, refugiado detrás de mi pluma; tratando de esquivar su mirada… me avergüenza. Me queda grande el traje de escritor Don Rosario, el papel sigue en blanco como hace una hora y media. El mate, que es lo único que nos une, ya está frío y la yerba sigue intacta. Porque usté me deja helado Don Rosario, tiene un no sé qué que me mantiene distante, pero es raro… porque si me lo permitiera, si me sonriera Don Rosario, yo lo abrazaría días enteros, pero eso ya es faltarle el respeto…

Dicúlpeme Don Rosario… no soy digno. No puedo escribir sobre usté, a lo sumo, si me deja, le puedo hacer algunas preguntas…

¿Cuántos años tiene Don Rosario? ¿Tiene mujer? ¿Familia? ¿Algún nieto? ¿Cómo era su madre Don Rosario? ¿Y su padre? ¿Cuántos amigos tiene? ¿Son de la infancia?

¿Qué hicieron esas manos Don Rosario? ¿Cuántos años soportaron el frío de la Patagonia? ¿Cómo fue su vida Don Rosario? ¿Y sus caballos? ¿Cómo se llaman? ¿Le gusta la pesca Don Rosario? ¿Escribir?

Y si me permite…

¿Cuánto tiempo estuvo en silencio para lograr transmitirlo con un simple gesto? ¿Qué fue? ¿Fue la montaña? ¿Fue la mansedumbre de la vida que lleva? ¿Cómo se logra la simpleza Don Rosario? ¿Cómo se llega a mirar con esa calma? Yo quiero hacerlo como lo hace usté. ¿Me enseña?

Lo escucho Don Rosario… Y le confieso, respiro, sueño y anhelo ese mate que está por tomar. Daría la vida por cebarle Don Rosario, al menos pa´ tener una excusa suficiente y convertirme en digno de estar cerca suyo, pa´ perdernos en el tiempo Don Rosario, escuchando sobre usté.

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Gracias Celine Frers

Imagen ilustrativa.