Lo efímero, la vida
Lo efímero. Lo que no se controla ni se modifica. Lo que se aprecia. Lo que se agradece. El instante. Aquello que pueda durar milésimas de segundos o cientos de miles de horas. Todo parece fácil y obvio hasta que lo deja de ser. Una rama cayendo de un árbol. Una roca desmoronándose a un hueco que no está vacío. Una moto que pierde el control. La noticia de una enfermedad terminal. Un infarto. Un abrir y cerrar de ojos. Lo que avisa y lo que no avisa.
Lo que está, deja de estar.
Esta vida es un regalo y la damos por hecho. Ni siquiera nos preguntamos a qué vinimos o cómo podemos hacer para ser mejores que ayer. No nos tomamos el tiempo para pensar en qué podemos cambiar. Nos da pánico enfrentar lo que tenemos que enfrentar. Dejamos todo para después como si tuviéramos garantizado el después. La tecnología nos consume y nos quita las ganas hasta de comer. Nos gobiernan y nos mienten en la cara y no hacemos nada. Parecemos orgullosos de ser de la media. Ya nos da lo mismo hacer las cosas bien o mal porque vivimos sin encontrar un para qué. Lo que nos importa es cuánto ganamos a fin de mes o qué título tenemos colgado en la pared. Al de al lado lo damos por hecho. No perdonamos ni pedimos perdón. Tampoco nos arriesgamos a vivir con amor. Estamos enfermándonos por no asumir que un día no vamos a estar.
Hasta dónde. Hasta cuándo. Cuál será el despertador. Qué hacemos por los demás. Qué huella dejamos. Cuánto amor damos.
Hay poco tiempo, parece mucho, pero no lo es.
Despertemos porque mientras yo escribí esto y vos lo leíste, la gaviota ya voló y el arcoíris desapareció.
📸 Cádiz, España.
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