Los amigos
Para mi la amistad son las simples ganas de estar al lado de la persona que consideras amigo. Son las ganas de llamarlo, para ver cómo está. Son las ganas de verlo, para darle un abrazo y poder tomar unos mates. Son las ganas de compartir tus alegrías y, sobre todo, tus tristezas. Porque cuando realmente estás mal, solo querés llamar a tres o a cuatro y vos sabés bien a quién llamarías. Esos que acabas de pensar recién, son tus verdaderos amigos. Porque sabés que nunca te van a dejar a gamba. Sabés que son capaces de agarrar el auto y visitarte sin importar la hora.
El amigo es aquél que te mira a los ojos y te dice: «Todo va a estar bien» cuando las papas queman. Es aquél que te da consejos siempre pensando en tu felicidad. Es aquél que te va de frente cuando le estás errando jodido, es ése que te encara y te dice: «Macho, no es por ahí eh…». El amigo es aquél con el que podés tener miles y miles de charlas y hablar miles y miles de veces del mismo tema, y no aburrirte. Es ése con el que soñás durante horas, días y meses sobre un proyecto. Es aquél con el que viajas y compartís miles de kilómetros de ruta. Es ése que te da el empuje que necesitas cuando no te animas a dar el siguiente paso. Es el que te felicita y se pone feliz cuando las cosas te salen bien.
El amigo es aquél que te toca el timbre por que necesita de tus consejos. Es aquel que te invita a comer porque tiene ganas de verte. Es ése que te manda a la mierda cuando le decís lo que pensás, pero al día siguiente te llama. El amigo es aquél por el que estás dispuesto a dejar todo, por el cual te jugás las pelotas en serio, sin importar absolutamente nada. Es la persona en la cual confías, y ponés las manos en el fuego una y otra vez. Y, aunque te cagues quemando, las vas a dejar ahí.
Es aquél que ya no está a tu lado, pero te dejó los mejores recuerdos. Es ése que hoy te acompaña para hacer del presente un mejor presente. Es aquél con quién no hablás hace meses, pero cuando lo llamás parece que hubieras hablado ayer.
Pienso en los que ya no están y me nacen las ganas de dejarte un consejo y ojalá lo puedas grabar a fuego en tu cabeza:
Los verdaderos amigos suelen ser pocos y generalmente se cuentan con una sola mano. No seas tonto, no los dejes nunca de lado, llamálos, visitálos, abrazálos, mimálos, querélos y cuidálos,
porque valen oro.
Y a vos, amigo, te digo: «Cuando estalle la guerra estaré en la trinchera contigo».
Feliz día.