Mis miedos
Todos mis miedos en una misma secuencia
Hace unos años me decía que no podía estar solo un viernes a la noche. Sentía la necesidad de conectar con alguien. Y así me vinculaba.
Hace unos años me decía que comer solo un viernes a la noche, era de loser. Y todas mis carencias me hablaban: ¿Cómo no vas a salir con una minita un viernes? ¿En serio vas a comer solo? Es viernes papa, dale activá. Llamá a un huesito, a un amigo, llamá a alguien, pero no comas solo un viernes a la noche.
Hace unos años me decía que la oscuridad no era para mí. Que la inmensidad de la noche era demasiado y las pocas estrellas que veía no me generaban nada. La noche era el momento para ponerme un disfraz.
Hace unos años me decía que necesitaba ruido para vivir. Que el silencio era malo porque me hacía pensar, y pensar… no era bueno. “Mirá si pensar me hace salir de mi comodidad, no… paso, gracias”.
Hace unos años estar solo, con mi perra, entre las montañas, haciéndome una entrañita con un tomate a la parrilla y un vino, un viernes a la noche, era triste.
Qué bueno que todo eso fue hace unos años .