No hay mucho más que esto
Volver a correr en la montaña con Tito Larrosa.
La última vez en un paisaje así fue en Madrid, a fines de 2014, para hacer nuestros primeros 42 kilómetros juntos.
De él aprendí la frase más simple y profunda que tengo en mi biblioteca de frases y que disparo cuando la ocasión lo amerita: “No hay mucho más que esto”. La uso en momentos de disfrute pleno, cuando el alma me desborda de alegría.
Tito me enseñó a disfrutar de lo mucho y de lo poco, sobre todo de lo poco. De conectar con cada momento, de mantener los ojos abiertos para descubrir todo lo que la vida tiene para regalarme.
Ayer, mientras hicimos una parada técnica para tomar agua fresca y pura de una vertiente de la montaña, el paisaje nos habló con su omnipotencia y el viento nos susurró al oído: “No hay mucho más que esto”.
La vida es un instante, es un mate compartido, es una corrida con un amigo, es una charla con los viejos, es una carcajada con un hermano, es un abrazo de esos que encajan, es una mirada con una sonrisa, es una sucesión de momentos que generan lágrimas para llorar cuando vale la pena…
La vida es frenar, valorar, disfrutar y entender que “No hay mucho más que esto”.
Sino, ¿qué nos queda?