Una carta con perdón

Unos de los temas recurrentes en los Rosarios de los miércoles con Los Gladiadores de la Unidad 47, es el perdón. Lo hablamos, lo practicamos, lo explicamos, intentamos contar sus beneficios, pero hasta ahí llegamos. Hay una imagen que circula mientras vamos rezando que es de Jesús preso. Está sentado, con las manos juntas y una cuerda que las une. Sí, Jesús estuvo preso la noche antes de ir a su cruz. A esa imagen la vamos compartiendo en la ronda; el que le reza, cuando termina, se la da en las manos al de al lado. Así hasta llegar de nuevo al punto de partida.
Hace unos miércoles empezamos a nombrar el perdón como regalo de Navidad, “¿se imaginan regalarle el perdón a sus víctimas?” Y el mensaje quedó.

Hoy a la mañana nos recibieron como siempre, esperándonos, alegres y con los brazos abiertos para darnos esos abrazos que tanto liberan, a ellos y a nosotros. Entre tantos abrazos, tuve uno diferente, el de “Marote”. Me abrazó y me mostró un cuadradito de papel, escrito y con algunos garabatos en birome: “Tomá, esta es la carta que le escribí a mi víctima, quiero que se la des”. Me temblaron las piernas, lo volví a abrazar y se puso a llorar. Bah… nos pusimos a llorar. “Acá tengo el borrador, no quería entregarle una con faltas de ortografía, quiero que la leas para que me digas qué te parece”. Su carta es una lección de vida.

Marote a los 7 años pedía monedas en los semáforos, revolvía la basura para morfar, su papá nunca lo contuvo ni le dio un abrazo y su viejita sigue siendo lo único que le queda. Gracias a caer preso, conocer el rugby y el rezo del Rosario, hoy vive y piensa de una manera diferente. Le quedan poco menos de seis meses para salir en libertad y lo único que quiere es hacer las cosas bien. Parece que ya empezó… valentía, coraje y humildad para pedir perdón.

Ahora solo queda encontrar a Carlos, el destinatario de esta carta.

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