Viaje de hermanos por Europa

Según la ciencia, para crear un hábito tenés que repetirlo durante, al menos, 21 días. Estuve a dos días de crearlo. Iba a ser un hábito un tanto inusual: vivir en el medio de un torbellino de risas, carcajadas, paisajes, caras, idiomas, sabores, cervezas, whiskies, abrazos, risas y más carcajadas provocadas por personas que están en mi vida desde que tengo uso de razón.

Soy el último de los seis hermanos. Nací unos años después que Merce, la única mujer y la que, hasta entonces, llevaba el título de la menor. Con Rafa conviví parte de mi adolescencia e intercambié cientos de partidos de fútbol. Pero a Diego, el Mono y Santi, los viví de lejos. Como si la distancia en años hubiera marcado también la distancia física. Los veía muy de vez en cuando porque algunos se habían ido a vivir al interior y otros se iban temprano y llegaban cuando yo ya dormía. No conocí sus rutinas, sus andanzas, sus adolescencias, ni tampoco sus cagadas. Fue descubrirlos y conocerlos de grandes, como amistades que van creciendo de a poco y con el tiempo. Así conocí a sus compañeras, a algunas desde que tengo siete años, a otras, unos años después, pero a todas las vi transformarse en madres, y con el tiempo, en mis amigas.

Quizás por todo esto; por convivir por primera vez con algunos de mis hermanos, o por viajar con mis cuñadas y mi cuñado, o quizás por el simple hecho de entender que estábamos por hacer algo único e irrepetible… es que siento abstinencia.

Abstinencia de las risas, de las miradas cómplices, de conocer lugares nuevos, de hablar y escuchar otros idiomas, de reír con anécdotas o situaciones del viaje… Abstinencia de mirar a todos juntos en un mismo lugar y levantar la mirada para agradecer. Abstinencia de caminar la vida, al menos por unos días, todos juntos y en un mismo lugar.

Miro al cielo y agradezco por haber nacido en la familia que me tocó nacer, tengo mucha suerte. Y a ustedes hermanos, agradecerles de corazón por lo vivido y decirles que este viaje no fue casualidad, fue el resultado del amor con el que crecimos, fue coronar y honrar lo que formaron Papá y Mamá.

Fue casi un hábito que recordaré hasta el último de mis días.

Gracias por tanto Dios 🙏🏻❤️