La abundancia – Carmen Burone y Fede Gallardo

El desafío de la vida es lograr el equilibrio justo de las cosas. De nada nos sirve tener abundancia económica, si no disponemos de buena salud. Es importante tener tiempo para disfrutar de la vida y hacer lo que nos gusta. Nada más lindo que conocernos y amarnos a nosotros mismos, para poder amar y relacionarnos con los demás.
¿Cómo sentís que está equilibrada tu abundancia?
🎧 La abundancia

El agua a calentar

No sé cuál es el miedo que te frena. Pero no me lo niegues, no lo podés ocultar, está en tu mirada… lo veo, lo siento.

¿A qué le tenés tanto miedo?

¿Miedo a que se derrumbe tu castillito de cartas? Ya pasé por ahí, no pasa nada. Es mejor elegir libremente con qué cartas querés volver a jugar que a jugar toda la vida con cartas que no elegiste.

¿Miedo al qué dirán? Caminé por ahí, con el tiempo te deja de importar. Total… siempre van a hablar.

¿Miedo a que te duela el proceso? Sí, te entiendo, no es fácil. Pero mejor enfrentar todo eso ahora, porque después va a costar más.

¿Miedo a entrar en tus oscuridades más profundas? Es que… ya no hay vuelta atrás. Despertaste y no podes volver atrás. Animate, lo vas a agradecer, sólo es cuestión de tiempo.

¿Miedo a que el proceso sea largo? Y… lamentablemente corto no es. Como escuché una vez, el trabajo interior es el más difícil de todos los trabajos que hay.

Pero es tan gratificante…

Vení, sentante… hablemos de todos esos disfraces que te pusiste para no mostrar realmente quién sos.

Vení, sentante… que esta vida es tan corta, que lo único que falta es que te vayas sin ser realmente quien querías ser.

Vení, sentante… que el Barba ya puso el agua a calentar.

#PasarseEsComoNoLlegar

Un manojo de cartas

Estaban ahí, debajo de la cama, contra la pared, en el tercer zócalo llegando al esquinero. El pedazo de madera estaba flojo… las indicaciones de la abuela tenían sentido. Estirando el brazo y apoyando la cara contra el piso, terminé de romper la madera y las encontré. Un manojo de cartas viejas y llenas de polvo atadas por un cordón de cuero. Tiré dos troncos en la salamandra, desaté el nudo, y agarré una al azar.

“Dios:

Hace días que siento en mi estómago el ruido de las escopetas y el sabor de las esquirlas. Están por llegar, lo sé.

Tengo hambre, ya no quedan reservas.

Tengo frío, ya no queda leña.

Tengo miedo, ya no quedan fuerzas.

Escucho los gritos, son de poder, de miseria y egoísmo. Vienen por todo, Diosito, y decididos a avasallarnos. Nos declararon la guerra, Diosito, simplemente por no pensar como ellos.

Sembraron el odio y se multiplicaron como hormigas. Ya no quedan esperanzas. Son cada vez más violentos, vehementes y desorbitados.

¿Por qué Dios? ¿Por qué odian todo lo que tenemos? ¿Por qué quieren destruir lo que usted nos enseñó? ¿Cuál es el límite? ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo?

No lo entiendo, Diosito, pero acá está su soldado, dispuesto a morir por lo más importante que tiene un hombre:

Por usted,

Por la Patria,

Y por la familia.

Le ruego, Diosito, que se acuerde de mí.

Quedo a la espera de su bendición.

Atentamente.

 Anselmo G.

 PD: Solo usted sabe si mi esposa e hijos lograron llegar a salvo. Y le ruego, que si eso ocurrió, alguno de ellos, incluso algún nieto, encuentre mis cartas, y mantenga bien alto los ideales que supe defender”.

#PasarseEsComoNoLlegar

 

Testamento de un pescador

“Pesco porque me gusta pescar.
Porque amo los lugares invariablemente hermosos donde se encuentran las truchas y odio los lugares, invariablemente feos, donde se reúnen las multitudes.
Pesco porque así escapo de anuncios de televisión, de reuniones y de poses sociales.
Porque en un mundo donde la mayoría de los hombres parecen pasar sus vidas haciendo cosas que detestan, mi pesca es a la vez una fuente inagotable de placer y una pequeña rebelión.
Porque las truchas no mienten, ni engañan, y no pueden ser compradas ni sobornadas o impresionadas con el poder, sino que responden únicamente a la quietud, a la humildad y a una infinita paciencia.
Porque sospecho que el hombre recorre este camino por última vez y yo al menos no quiero desperdiciar el viaje.
Porque, afortunadamente, no hay teléfonos en los ríos trucheros.
Porque solamente en los bosques puedo encontrar la soledad sin sentirme solo.
Porque el whisky que se toma en una vieja taza de hojalata siempre sabe mejor.
Porque quizás algún día atraparé una sirena.
Y, finalmente, no porque considere que pescar sea tan terriblemente importante, sino porque sospecho que el resto de las preocupaciones de los hombres son igualmente intranscendentes y ni por asomo tan divertidas.”
Robert Traver.
Gracias @jglanuza por tu eterna compañía, tan simple como mirar para atrás y saber que estás.
Gracias @toti_palmer por tu enorme bondad, hoy me dejaste en claro que el pescador es mucho más que una persona que pesca, mucho que aprender de vos.
Gracias @aguasarribaespn @pablorodrigoperezmfs @franmariani por poder laburar juntos y dejarme aprender todos los días de esta pasión tan linda 🙌🏻.
Gracias Tanita por tu fiel amistad, aunque te cagues de frío 😅.
Gracias Argentina por tener los lugares más lindos del 🌎.

Gracias Dios por tan linda vida ❤️

Nosotros decidimos cómo jugar

Todo se consume como el fuego, todo es tan efímero que lo único que nos queda es disfrutar.

Porque la vida es un juego:

El que se enoja, pierde.
El que se hace mala sangre, pierde.
El que se angustia por el pasado, pierde.
El que siente ansiedad por el futuro, pierde.
El que se queda trabado en su infancia, pierde.
El que no se hace cargo de su vida, pierde.
El que ofende, pierde.
El que se ofende, pierde.
El que no perdona, pierde.
El que no pide perdón, pierde.
El que no sonríe, pierde.
El que camina con el seño fruncido, pierde.
El que no mira a los ojos, pierde.
El que no dice “buen día” dando un nuevo día por sentado, pierde.
El que no pide por favor, pierde.
El que no agradece, pierde.
El que no valora, pierde.
El que no es consciente de cada latido de su corazón, pierde.
El que no es coherente con su vida, pierde.
El que no tiene capacidad de asombro, pierde.
El que no piensa en los demás, pierde.

Lo simple, la vida, lo que tenemos para nosotros y lo que tenemos para dar ❤️
Porque la vida es un juego, y nosotros decidimos cómo jugar.

#PasarseEsComoNoLlegar

Cambiar el dolor por amor

Este Viernes Santo se cumplieron seis años desde que entré por primera vez al pabellón 8 de la Unidad 48 de San Martín. Volví a cruzar esa puerta de hierro, dura y pesada, que crucé aquel Viernes Santo de 2015. Después de casi 4 años de voluntariado en la Unidad 47, volver a donde todo arrancó fue diferente. El mismo patio, la mesa y la Virgen del rugby acompañando la escena; el mismo olor, las paredes pintadas, las sonrisas intactas y los abrazos de siempre. El ofrecimiento de un mate: “Te hago uno para vos así lo tomas tranquilo”, el banquito a la sombra para no sentir la intensidad del sol, y el afán de los muchachos por hacer sentir bien a las visitas. La guitarra sonando, las palabras de todos y el agradecimiento recurrente de cada preso: “Gracias Señor por un día más de vida”. En el tercer misterio Baraku, el capitán, me pidió pasar al frente para presentarme y contar mi historia. Después de regalarme cientos de palabras lindas por estos años de visita, me pasó la pelota. Miré al cielo, miré a cada uno de los internos, bajé la mirada y me puse a llorar.
¿Cómo explicarle a un preso que su simple presencia en un pabellón me cambió la vida? ¿Cómo bajar a palabras que extrañaba ver los alambres de púa y los shorts de fútbol colgados en una ventana? ¿Cómo contarle que con su abrazo me siento un hombre pleno? ¿Cómo decirle que es mi inspiración cuando me siento solo allá en la montaña? ¿Cómo explicarle que en esas paredes me siento en casa? ¿Cómo hacerle entender que, de elegir mi muerte, quisiera que sea en ese abrazo grupal del quinto misterio mientras rezamos todos juntos?
Este Viernes Santo, hace 1988 años, Jesús, un hombre que respiró el mismo aire que respiramos nosotros, dió su último suspiro. No es cuento, no son creencias o educación recibida, es un hecho.
Él es el hombre que cambió la historia, el Maestro que vino a enseñarnos cómo vivir la vida, que estuvo preso y murió en la Cruz. Él cambió su DOLOR por AMOR.
Él es el hombre que hoy resucitó para volver a ser parte de cada uno de nosotros.
Él es el hombre que nos pide que vivamos con el corazón blando, para poder verlo en todas las personas, también en un preso.