Viajar entre Wild e Into the Wild
Anoche vi Wild, una película basada en el libro de Cheryl Strayed y muy bien protagonizada por Reese Witherspoon. La película me pareció muy buena, con algunas similitudes con una de mis preferidas: “Into the wild” inspirada en la vida de Christopher McCandless. La diferencia entre una y otra es el extremismo, el simple sentido que le doy al titulo de este blog, pasarse es como no llegar.
Las ganas de Christopher de alejarse de prácticamente todo y las ganas de Cheryl de acercarse a ella misma, alejarse y acercarse por una misma ruta, una decisión, un viaje.
En las dos películas los protagonistas viven vidas complicadas, no tan distintas a la de mucha gente que nos rodea. Momentos difíciles en la infancia, tanto en una como en otra, con padres golpeadores, con excesos económicos, en una familia mucho dinero (Into the wild), en la otra muy poco (Wild). En la vida de Cheryl vemos como después de la muerte de su madre intenta alejarse de todo en busca de un camino de reconciliación hacia ella misma y, sobre todo, hacia la mujer que la vio nacer. En la vida de Christopher vemos como después de lograr lo que su padre quería (un titulo universitario) intenta alejarse del “sistema”, de todo lo material que según el esclaviza al hombre y va en busca de sanar las heridas provocadas por una infancia difícil, por una sociedad “que no lo entiende”. Los dos protagonistas coinciden en algo, alejarse de todo.
Viajar conecta, hace que uno mismo hable con uno mismo, eso que es tan difícil de lograr y tan simple de escribir. A veces alejarse de todo da una perspectiva diferente. Uno durante largo tiempo de su vida mira una sola cara de la moneda y llega a etapas en las que “quiere largar todo a la mierda” por cuestiones laborales o relaciones humanas frustradas o economías difíciles o “sistemas” y “formas de vida” que no coinciden con lo que uno realmente quiere, en definitiva, porque esta cansado de verle siempre la misma cara a la moneda. Entonces es cuando llega el momento de tomar decisiones, de jugársela por algo que en principio es verle la otra cara a la moneda, verla desde otro ángulo, pero no sabe realmente si es eso lo que necesita. Y no se da cuenta hasta que toma la decisión, y esa decisión se convierte en un cambio de vida, en una forma distinta de vivir, en un modo de ver la moneda desde todos lo ángulos posibles. Y ahí, en ese momento en que uno le logra ver a la moneda sus dos caras, sus detalles, sus defectos y sus virtudes, es cuando uno crece. Y cuando uno crece no hay vuelta atrás.
Christopher logró ver las dos caras de la moneda, pero por extremista, por pasarse no llegó. No llegó a pedirle perdón a sus padres, ni a su hermana, ni siquiera logró abrazarlos. Aunque si logró perdonarse y perdonarlos (que no es poco).
En la otra vereda vemos a Cheryl que logró lo que Christopher no pudo. Logró entender a su madre, logró perdonarse por ser tan dura con ella, logró hablar con ella misma, conectarse y, lo más importante, logró volver a su vida para sacar jugo de todo lo que el viaje le había enseñado.
Qué afortunado me siento de haber podido viajar, conectarme conmigo mismo, ver las dos caras de la moneda, verla desde todos los ángulos, con sus defectos y sus virtudes, qué afortunado me siento de haber podido viajar. Ojalá pueda seguir el camino que tomó Cheryl, el camino de poner en práctica lo aprendido en un viaje tan lindo al que llamo vida.
Hasta la próxima. Leé la posdata.
PD: viajá.