El fuego

– ¿Por qué me mirás?
– Porque cada vez que apareces me hipnotizás.
– ¿Y qué te pasa cuando me ves?
– No sé, me llevás a mi estado más primitivo. Me trasladás a la montaña, a un mate, un vino o un whisky, a una chimenea, una salamandra o a un fogón, como este de la foto.
– ¿Y qué te gusta de mí?
– Lo que me generás… El silencio de mi alma que se queda contemplando… Puedo estar horas así, me das paz.
– ¿Y qué otra cosa te da paz?
– Serme fiel a mi mismo. A lo que me vibra, a lo que siento adentro, en las venas.
– ¿Y qué te vibra?
– La montaña, el río, las truchas. Una cabaña, wifi para poder trabajar de lo que amo. La música, los libros, la escritura. Pasar noches escribiendo, con tu compañía de fondo. Me vibra una mujer que tenga los mismos anhelos que los míos, que pueda abrazar y sentirme en casa. Que quiera ser madre y trascender juntos en una familia llena de valores, respeto y unidad. Siempre con un perro salchicha al lado…
– ¿Y qué más?
– Darle una mano al que menos tiene. Recibí mucho en esta vida, hay infinitas personas que no recibieron nada… Y hay mucho dolor, mucha gente rota, y siento que las puedo ayudar.
– ¿Un poco ambicioso?
– No me desespero, trato de cambiarle el día al que tengo al lado. Con una sonrisa, una palabra de aliento, tratando de despertarlo.
– ¿Estuviste dormido?
– Sí, muchos años. Hasta la muerte de mi mejor amigo, y tres años después, la muerte de quien yo consideraba mi segundo padre. Todo en mi adolescencia. Desde ahí, me prometí vivir como si no existiera el mañana.
– ¿Y por qué no vas en búsqueda de lo que te vibra entonces?
– Estoy en eso… estoy en eso. A veces uno se autoengaña y deja sus sueños y anhelos para “cuando sea viejo”. Y cuando uno es viejo, ya ni se acuerda de aquello que tanto añoraba. Y además, ¿quién dice que voy a llegar a viejo?
– Bueno… parece que tenes todo bastante resuelto, ¿qué esperás para ir vivir tu sueño?
– A que se levante la cuarentena.
– Te espero entonces, en algún rincón del sur, o en tu cabaña… No dejes de hablarme, me encanta.
– Gracias fuego, a mí también…