¿Por qué pesco?
Aparece, de la nada y por un instante, un recuerdo borroso. Un campo, una laguna, un muelle, quizás dos reposeras, un mate, una caña de pescar, una boyita naranja, un par de lombrices, un niño, un hombre y una mujer. La boyita se hunde, el niño levanta la caña y ríe, la mojarra se sacude en el aire y el padre festeja. La madre levanta la mirada de su libro y sonríe. El cielo se cubre de naranja, el recuerdo se esfuma… y sigo pescando.
Pesco con aquel niño encima de mis hombros.
Pesco con su frescura y su incansable capacidad de asombro.
Pesco con su sonrisa e inocencia.
Pesco con su perseverancia y humildad.
Pesco con su alegría y transparencia.
Pesco porque no existe el tiempo.
Pesco porque no siento el miedo.
Pesco porque no hay tristeza ni ansiedad.
Pesco porque disfruto el presente.
Pesco porque mis partes rotas se vuelven a unir.
Pesco porque cuerpo, mente y alma sienten paz.
Pesco porque miro al cielo y agradezco.
Pesco porque miro el agua y medito.
Pesco porque miro las montañas y rezo.
Y pesco, por sobre todo, para que no se borre aquel grato recuerdo del niño que fui.
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Gracias por tremenda semana de pesca @jglanuza y @juampi.pizarro 🙌🏻